Leoncio Bueno, el poeta del arenal
Blog creado para la difusion, estudio y valoracion de la obra de L. B.
lunes, 3 de enero de 2011
CRONOLOGÍA DE LEONCIO BUENO
Actualizado al 7/7/16
PRIMEROS AÑOS DEL HIJO DE UN GOLONDRINO
1920
Leoncio Bulmaro Bueno Barrantes nace el 2 de enero en la hacienda La Constancia, en el valle de Chicama del departamento de La Libertad. Sus padres fueron Wulmar de Leoncio Donador Bueno Tello, natural de San Marcos en Cajamarca, y Sara Barrantes Matos de Trujillo.
1922
Se traslada con su madre a Trujillo.
1924
Regresa a casa de los abuelos en la hacienda La Constancia.
1926
Se muda a la hacienda Facalá.
1929
Trabaja como peón agrícola.
Escucha un discurso político de Víctor Raúl Haya de la Torre por primera vez.
1932
Insurrección de Trujillo y ejecución de los rebeldes apristas en Chanchán donde fallece su padre.
1933
Inicia su labor en el Ingenio de Casa Grande, que no abandonará hasta los 18 años.
1934
Se afilia a la Federación Aprista Juvenil (FAJ). Desde entonces empieza a leer y escribir con frecuencia.
1939
Tras un largo viaje por tierra llega el 5 de enero a Lima. Trabaja como peón en una constructora y luego en una fábrica de tejidos.
1941
Realiza su servicio militar en el ejército y es asignado a la caballería durante seis meses. Retorna a su labor como obrero textil e ingresa al sindicato. Se relaciona con anarquistas y comunistas.
INGRESO A LA MILITANCIA IZQUIERDISTA Y AL PERIODISMO
1943
Conoce a César Miró (1907-1999). Empieza a publicar poemas y artículos en la revista Hora de hombre, cuyo director era Jorge Falcón, y en el semanario Democracia y Trabajo del Partido Comunista, cuyo maestro fue Julio del Prado. Frecuenta la casa de Manuel Moreno Jimeno (1913-2000), a donde acuden Jorge Eduardo Eielson (1921-2006), Javier Sologuren (1922-2004) y Sebastián Salazar Bondy (1924-1965).
1944
Se funda la Confederación de Trabajadores del Perú (CTP) y conoce al primer Secretario General, Eliseo García Lasso.
Es expulsado del PC junto con otros compañeros. Se funda el Grupo Obrero Marxista. Conoce a Emilio Adolfo Westphalen (1911-2001) y Rafael Méndez Dórich.
1948
Se funda el Partido Obrero Revolucionario. Como opositor a Luis Bustamante y Rivero, es encarcelado durante seis meses en El Sexto.
Abre el taller de baterías denominado El Túngar y trabaja como mecánico.
1950
Aparece la antología Presencia y actitud de nuestros poetas durante la guerra de Guillermo Rouillón.
1952
Es condenado a cinco años de prisión por instigador contra el gobierno del General Odría. Permanece en la isla penal El Frontón y escribe Cuadernos de un condenado y Al pie del yunque.
ETAPA DEL GIPM
1956
Recibe una amnistía y es liberado. Conoce a Francisco Moncloa y Alejandro Romualdo (1926-2008), quienes más tarde le presentan a Víctor Mazzi en el local del Partido Social Progresista.
El 7 de julio se constituye el Grupo Intelectual Primero de Mayo (GIPM) integrado por L. B., Víctor Mazzi (1924), José Guerra Peñalosa (1924), Carlos Loayza (1925) y Eliseo García, en la primera junta directiva. A partir de entonces se publican ocho cuadernos literarios y se realizan recitales en diversos sindicatos, clubes departamentales e instituciones del país.
Los miembros del GIPM saludan a Pablo Neruda que estaba en un barco en el Callao de paso a Chile.
Se casa con Avelina Román Pimentel, con quien tuvo sus hijos Víctor Leoncio, Alejandro y Sara Rosa.
1957
EL GIPM publica sus primeros cuadernos literarios, Prólogo del alba y Nacimiento del canto. Julián Huanay (1907) se aúna al GIPM.
1958
Invasión de las pampas eriazas de Comas.
1961
Incursiona como miembro de la Brigada Túpac Amaru que apoya la guerrilla de La Convención (Cusco) y las milicias campesinas encabezadas por Hugo Blanco.
1964
Julián Huanay publica su cuento “El negro Perico” en el cuaderno literario del GIPM, Perú es tu hora.
1966
Publica su primer poemario titulado Al pie del yunque.
Los miembros del GIPM, entre ellos L. B., Víctor Mazzi, Julián Huanay, Víctor Ladera Prieto; son integrados a la Asociación Nacional de Escritores y Artistas (ANEA), dirigida por Ciro Alegría (1909-1967).
1968
Da a conocer su segundo libro de poemas, Pastor de truenos.
Se retira del GIPM.
Empieza a escribir La guerra de los runas que no será publicado hasta años después.
1969
Se suicida el escritor José María Arguedas en La Molina.
El narrador Julián Huanay fallece el 20 de setiembre.
ETAPA DE CONSOLIDACIÓN INDIVIDUAL
1970
Publica Invasión poderosa.
1971
Obtiene una Mención Honrosa en el Premio Nacional de Poesía. Trabaja en la revista Vistazo y colabora en Mundial. Después trabaja en La Tercera de La Crónica. Entabla estrecha amistad con el “Chino” Domínguez y Manuel Acosta Ojeda. Viaja a Chile y Argentina donde se presenta en recitales y realiza reportajes periodísticos.
1974
Cierra el taller El Túngar. Por instancia de Guillermo Thorndike y Alfonso Reyes, ingresa a trabajar en la revista Oiga. Tiene a su cargo la sección “Diario a diario”.
Hugo Neira gana el Premio Casa de las Américas por su testimonio Huillca, habla un campesino peruano.
Conoce al crítico y profesor universitario Antonio Cornejo Polar.
1975
Obtiene una Mención Honrosa en el Premio Casa de las Américas.
1976
Aparece la antología Poesía proletaria del Perú (1930-1976) de Víctor Mazzi Trujillo en abril.
En julio es publicado su poemario Rebuzno propio.
1980
Se publica La guerra de los runas.
1981
Participa como actor en la filmación de la película Fitzcarraldo, cuyo director fue el alemán Werner Herzog, en Iquitos. Conoce a Claudia Cardinale, Jason Robards, Mike Jagger, Klaus Kinski.
EL POETA DEL ARENAL
1982
Empieza a escribir su autobiografía Hijo de golondrino.
A partir de entonces vive en la Tablada de Lurín, al sur de Lima.
1983
Es elegido Secretario General del Sindicato Único de Trabajadores del Diario de Marka.
1985
Se retira definitivamente de El diario de Marka.
1987
Viaja a Europa (conoce España, Francia, etc.).
1990
Es publicado Los últimos días de la ira.
1995
Aparece Cancionero informal.
1999
Se da a conocer en edición artesanal Poesía, texto que reúne gran parte de sus poemas publicados anteriormente.
2000
Se publica Antes de mis ojos/Cono sur.
2001
Recibe la Condecoración “Miembro de Honor”, con Medalla de oro, gracias al pedido de los asistentes al IV Encuentro Internacional de Poetas en el Callao.
2004
La revista de cultura Arteidea publica Carta de invierno.
2007
Aparece Cantar de golondrino. Testimonio de vida de Roland Forgues.
2010
Es homenajeado por la Cámara Peruana del Libro en la Feria del Cono Norte de Lima.
2014
Publica Memorias de mi desnudez y Cantos al sol de Cieneguilla.
2016
Publica Improntus tremulos. Obra poética 2.
2016
Recibe el Premio Casa de la Literatura Peruana en reconocimiento a su obra.
domingo, 2 de enero de 2011
TESTIMONIO PERSONAL
Fui hijo único y no conocía a mi padre. Sé que él salió del monte y me llevó a la hacienda La Constancia, para mostrarme a mis abuelos y hacerse perdonar por haber secuestrado a mi madre. Él había sido muy amigo de mi abuelo, porque ambos habían sido amansadores de caballos. Yo no he tenido ni últimos ni primeros estudios. Yo aprendí las primeras letras con mi tía Andrea Barrantes, que era la sabihonda de la familia de nueve hermanos, y después hice el tercero de primaria, en el caserío, en Facalá, con mi profesora María Vda. de Eguís, quien no nos enseñó nada, salvo rezar y a cantar “Salve, salve, cantaba María”, “Un buen amigo hallé: mi buen Jesús”. Toda esa cosa. Ni a leer me enseñó, pues ya sabía leer y escribir, gracias a mi tía. Antes de salir de Casagrande, ya conocía a los anarquistas, yo ya trabajaba como peoncito en la caña de azúcar, en diversos trabajos que había para niños y mujeres, esto es, sembrar caña, jalada de higuerilla. Todo eso lo cuento en mis primeros poemas, si podemos llamarlo poemas, pues, más bien crónicas, una especie de periodismo. Sabes, yo llegué a Casagrande cuando tenía once años y ahí trabajé prácticamente hasta los 18 años. Y luego me vine a Lima, lentamente. Yo empecé a escribir a eso de los 12 años de edad. Y mi motivación fue una expresión de Armando Calderón Mirillas, mi maestro del taller de Casagrande, del laboratorio de química, quien le dijo a mi mamá que yo era un chico muy ignorante, que no sabía ni sumar ni restar, que estaba muy atrasado en aritmética; y que comprara una pizarrita, para que él me enseñara. Entonces, eso me avergonzó mucho. Pero hasta cierto punto tenía razón. Claro: eso me impulsó. Yo dije: Yo me voy a educar en forma autodidacta, voy a leer libros, voy a prepararme por mí mismo: no necesito maestro.
DE LOS AMIGOS, MAESTROS, LOS TROTSKISTAS Y LOS LIBROS
Y empecé a leer libros. Empecé a escribir en cuadernos escolares. Leía poesía y empecé a escribir. Algo queda de eso. Y empiezo a publicar en 1943, en la revista Hora del Hombre cuyo director era Jorge Falcón, escribía artículos periodísticos y poesías, y también publicaba en el semanario Democracia y Trabajo del Partido Comunista, porque me nombraron miembro del Comité de Redacción. Publicaba cosas que merecían, pues habían sido leídos por César Miró, por Jorge Falcón. Algunas de esas cosas están en Al pie del yunque de 1966, mi primer libro. Yo comencé publicando en revistas, en periódicos, en cuadernos, de forma fragmentaria, suelta. Ya con el tiempo sale mi segundo libro, Pastor de truenos, en 1968. Para 1970 saco Invasión poderosa. Luego Rebuzno propio, en 1976, y ya en 1980 doy La Guerra de los runas. Ahí paré de publicar libros. Son pocos, pues me dediqué intensamente al periodismo, profesión que comencé en 1943, con Julito del Prado como maestro, porque con él sacábamos el semanario del Partido Comunista. Para qué. Pues en 1944, con un grupo fui expulsado, por trotskista, pues no éramos stalinistas; a causa de una huelga general que apoyamos, época del primer gobierno de Manuel Prado; pero yo todavía no estaba en sazón. No tenía una idea clara lo que era el trotskismo, sí tenía una convicción férrea de que Stalin y los stalinistas eran unos perfectos impostores, desde 1943, ¿ah?; que eran unos traidores, que eran unos mafiosos. Y así, asumí el trotskismo a partir de 1944, época en que estoy contactado y recibiendo adoctrinamiento trotskista, por intermedio de Félix Zevallos, un compañero de la fábrica textil “El Progreso”. Lo del grupo intelectual 1ro. de Mayo es después. Primero fundamos el Grupo Obrero Marxista, con intelectuales como Westphalen, Rafael Méndez Dórich, Tristán Maroff, un exiliado boliviano. Al año y medio, convertimos al grupo en Partido Obrero Revolucionario, Sección Peruana del la IV Internacional. Por esa decisión se retiran Maroff, Westphalen y Méndez Dórich. Ellos querían solo un grupo de estudios. Del Partido Obrero Revolucionario no queda nada, quizá algunas ideas pero con otro nombre, con Hugo Blanco, el último mohicano de los trotskistas ortodoxos. Yo desde 1943 escribía y seguía publicando poemas, pero yo no considero eso poesía ni cosa por el estilo, en realidad arengas, ¿no?, versificaciones de tipo nerudiano, romántico, lorquiano, ¿te das cuenta? Pero la verdadera poesía estoy intentando escribirla desde 1992, año en que empiezo a dedicarme a leer y escribir a tiempo completo, ya jubilado, con tiempo y con respiro, aquí, en la Tablada de Turín, con un poco más de reflexión.
DE PRIMERO DE MAYO, VELASCO, LOS MAOISTAS, LOS HIJOS Y DE LA EXTRAÑA CONVICCIÓN DE SER UN COMUNISTA PURO
Otra cosa fue el Grupo Intelectual 1ro, de Mayo. Nacido el 7 de junio de 1956 con Víctor Mazzi, Eliseo García Lazo, José Guerra Peñaloza, Carlos Gómez Loayza y el que habla. Los cinco tomamos el acuerdo de llamarnos los fundadores, según propuesta de Guerra Peñaloza. Así no habría uno solo que se jamoneara. Yo trabajé con los muchachos hasta 1968, época en que se declararon maoístas de manera feroz y violenta, contraviniendo los principios fundadores del GIPM. Para mi quería que fuéramos un grupo pluralista, en que estuvieran representadas todas las tendencias ideológicas de la clase obrera, con cierto eclecticismo intelectual y literario, medio mariateguista, pues Mariátegui no fue un sectario. A fin de cuentas, un poema no es folklorista, maoísta o equis. Un poema es un poema, registrándose por la calidad y no por lo declarativo, ¿no? La categoría de poema. Esas son palabras mayores. El grupo prosiguió mientras vivió Mazzi. El se quedó como un tótem, el ícono de 1ro. de Mayo; ellos creían que separándome iba a morir poéticamente. Tú sin el Grupo 1ro. de Mayo no eres nada, me decían. ¿Por qué te retiras? E insistieron por algo de dos años para que volviera. Sin embargo fue una buena experiencia. Bajo mi dirección se publicaron 8 cuadernos de poesía y se realizaron algo así como 268 presentaciones en diversos lugares: instituciones, sindicatos, clubes departamentales, etc. Dejando 1ro. de Mayo ya no integré más colectivos. Lo que hice fue, con otros compañeros, la “Asociación La Libertas Pampas de Comas”, con los gérmenes de las primeas invasiones de tierras en Lima desde 1958. Y en Comas viví hasta 1975. Y por el trabajo, venía a Breña y tenía el famoso Callejón Party donde nos conocimos contigo en 1970, ¿no? Pero por el 75 tuve que separarme de mi casa, abrirme, porque la policía, los “rayas” me ubicaban en todos los lugares donde yo tenía parientes y con mayor razón en mi casa. Eso, a causa de que Velasco clausuró la revista Marka de la cual yo fui fundador. Deportaron mucha gente. Menos a mí, porque yo me las piqué y no me encontraron en ninguna parte; y asumí, con otros compañeros, la contraofensiva, acudiendo a los periódicos, sacando volantes, declaraciones y mensajes, y por eso Velasco, se molestó mucho al leer todo eso. Le dijeron: al Leoncio Bueno también hay que incluirlo entre los deportados, y me metió entre los deportados a pesar de que era mi amigo. Yo le había hecho reportajes para la revista Oiga, nos habíamos conocido, había surgido una especie de química. Cada vez que iba a las entrevistas semanales, nos veíamos, me paraba al lado de él, le hacía bromas, nos cochineábamos, conversábamos. Él tenía una deferencia hacia mí. Éramos, prácticamente, patas. Pero ese tiempo pasó porque luego vino el golpe de aleve de Morales Bermúdez; aunque a los pocos días promulgó un decreto supremo derogando la ley, que había dado Velasco, por la cual se nos perseguía y se nos enjuiciaba a los periodistas de Marka. Durante un tiempo yo vivía en el local de Marka, como guardián nocturno y a la vez, yo tenía una amiga que me había cobijado en su departamento, donde yo me había escondido mucho tiempo, desde los primeros tiempos de la persecución. Después me dije, no, la única forma de no volver a ser víctima propiciatoria de las torturas, las persecuciones policiales, es abrirme en forma radical y definitiva de mi hogar y de mi familia; y lo hice, pero con el acuerdo de mi esposa Abelina Román Pimentel, ahora fallecida. Con ella tuve a mis hijos Víctor Leoncio Bueno que está en Berlín, Alejandro Ludwin van Beethoven, que le decimos Beto, y mi hija Sara Rosa Abelina, quien vive en Francia. Ella tenía y los críamos a mis entenados José Carlos Zevallos, que ganó el concurso de cuento de los Juegos Florales de San Marcos, donde tú también ganaste en poesía, y gracias a lo cual nos conocimos; y el otro entenado Luis Félix Zevallos que está en Suecia, periodista, pues siempre trabajó conmigo como mi asistente. Y todos ellos son escritores. Espero que mis siete nietos también lo sean. Pero, además de todo ese avatar que te cuento, hice también cine. Mira esta foto, estoy de capitán en la película Fitzcarraldo de Werner Herzog. Ahí me vi con Mike Jagger, Klaus Kinski y la mamacita de Claudia Cardinale, ya madurona. Bacán, ¿no? Y mira, esta otra foto del diario Cambio de 1999, ahí estás tú también, con todo Hora Zero. Titulé el artículo: La última Vanguardia del Siglo. ¡Carajo! ¡Qué rico! Cómo le habrá dolido a las vacas sagradas. Huevones. Ve. Ahí está también Genaro Ledesma Inquieta, que sigue, pues, de presidente del FOCEP. Y me tiene a mí como su secretario nacional de Prensa. Pero no, hermano, ese cargo será honorífico, porque yo, la verdad, yo soy anarco. Yo no soy elemento para partido político. A Ledesma le decía, como nombre está bien, porque yo no nací para partidos. Los partidos tienen algo de fascistas o tienen algo de stalinistas, todos. Y nadie me puede contar cuentos. Tengo prácticamente 75 años de militancia política. Si desde los 10 años de edad soy anarco-sindicalista. Hoy soy un anarco-sindicalista con ideas trotskistas, y con ideas surrealistas en lo que se refiere a la poesía. Pero no pueden llamarme anticomunista jamás, si yo soy Comunista así con mayúscula, comunista químicamente puro. Si me defino, yo lo que soy es anti-stalinista. Es decir, yo me cago en los stalinistas, que es decir fascistas. Que quede claro. No soy anti-comunista, ni lo fui jamás ni lo seré.
DE LAS CHELAS, LAS GILAS, LOS LIBROS Y LA VIOLENCIA
Ya. Ya. Me calmo. No vaya a fallarme el bobo, ¿no? Pero suave nomás: sigo pensando que el viejo Marx y el Manifiesto Comunista, cada vez más viejo, están más vigentes. Tú lo lees ahora y aplicas el Manifiesto a nuestra época de la globalización y es válido. Y, a lo Mariátegui, sabemos que la revolución no solo lucha por conquistar el pan y las libertades políticas, sino también por conquistar la belleza y todas las complacencias del espíritu. Tenía toda la razón el viejo Marx. Pero volviendo a la poesía, que ese es nuestro cantar, si me pides definir mis libros, diría que al Al pie del yunque es una obra que interpreta y manifiesta el sentir campesino, las experiencias, las vivencias, la época en que viví con la voz e identificado con el paisaje, la gente y los sentimientos de la gente del campo. No es obra de un autor obrero, sino más bien la obra de un autor campesino. Y fíjate que no digo poeta obrero o campesino, porque más vale ser poeta y no creerlo, que creerse poeta y no serlo. Pastor de truenos, mi segundo libro es la culminación del anterior. Lo único nuevo en este libro es el poema “Rebuzno propio” que titularía otro libro mío. Diría que es el único aporte, el único hallazgo, el único puente hacia una poesía diferente. Y en consecuencia, viene Invasión poderosa, donde hay un cambio radical de la expresión, de mi manejo del lenguaje, que es la citadina, y aplico la oralidad. Claro que sus gérmenes están ya desde mi primer libro. Pero el manejo del lenguaje, de los versos, los recursos lingüísticos en ese primer libro son aún tradicionales. Aquí, el manejo de la estética, de la sintaxis, es ya moderno, porque yo ya estoy en Hora Zero. Ya salí de 1ro. de Mayo. Yo ya estoy dialogando, intimando con ustedes la gente de Hora Zero, gente contestataria en ese tiempo, y también con Estación Reunida, con los Rozas, con todos. Pero aquí yo quiero reivindicar el aporte afectuoso de Arturo Corcuera y de Carlos Germán Belli que me dijeron: “tu camino está por el poema Rebuzno propio, y el libro que estás escribiendo no lo vayas a publicar”. Pero yo me apresuré a publicarlo porque me iba de viaje a Chile y quería llevar un librito, material pa vender, como una especie de presentación y de encontrar billete, pa las chelas. No te olvides: Chelas=Gilas. Son una dicotomía que andan siempre juntas. Pues no te tumbas una gila si no le has metido un par de chelas primero, eso tú lo sabes bien, por eso te ríes carcajeando, porque cuántas cholas habrás tumbado, y en eso se incluyen a las gringas con las chelas, carajo. Y es bueno eso. Llevarse a la cama a la mujer más bella del mundo. Y ella no es la blanquita, la rubia, la negrita, la Sharon Stone, la Kin Bassinger, la Andrea Montenegro, un lomazo, no. La mujer más bella del mundo es la que está en tu cama, la que te da y te hace dar un somero y gran polvo. La que te da su más grande y divino orgasmo. Y el resto son huevadas, ¿no? Bueno, igualmente, como corolario viene La guerra de los runas, que es un libro totalmente contestatario y producto de una, podemos decir, programación anterior, aproximadamente hecho con premeditación y alevosía. La guerra de los runas es la justificación de la violencia comunal, colectiva; no de la violencia de los caudillos, de esa que esperan los caudillos y que conducen a las masas. No. Esa violencia, no para seguir haciendo los mismos desatinos, sino esa de los explotados, para liberar al hombre, liberar a los esclavos de ayer y de ahora: seres humanos. Ese libro plantea pues la guerra silenciosa, que estamos haciendo aunque no lo oigas, aunque no lo creas, aunque no lo veas. No tiene humo, no tiene explosiones, no tiene bombas, pero estamos haciendo la guerra silenciosa…”
(Tomado de “Leoncio Bueno. Poeta del pueblo” de Feliciano Mejía, publicado en Revista Peruana de Literatura. Nº 3, enero-marzo, 2005, pp. 32-33).
ANTOLOGÍA POÉTICA
AL PIE DEL YUNQUE
AGONÍA DE UN LABRADOR
a mi abuelo
Yo le vi como un árbol abatido,
ennegrecido y duro como un riel en su lecho.
Pensativo, sombrío
aguardaba la muerte
espantado a las moscas.
¡Pobre viejo arador de la tierra,
que marido tan dulce perdían
la yunta y la chicha!
Cuando aún con sus pasos
clarinaban espuelas
y al oírlas temblaban
los chalanes impávidos
y las mulas más fieras,
él me enseñó sonriendo
aquel duro manejo
de los fríos relámpagos negros.
Cuando el campo doraba
sus espaldas de fuego
y saltaban sus huesos
como chispas al cielo,
por ochenta centavos
¡todo un día surcaba la tierra!
Viejo arador turbulento,
siempre amé tu lozano sembrío de “ajos”,
tus agrias maldiciones
y tu amor por el asno taciturno.
Ahora adoro tu temple derribado
y ese gesto, tan tuyo, de insolencia bravía
con que siempre enfrentaste la vida
y hoy enfrentas la muerte.
Viejo arador,
incansable domador de la tierra,
¡cuantas anchas campiñas
reverdecieron por la magia de tu arado!
Sesenta años
ijocando tu yunta por Tulape,
Palmío, Mocollope, La Constancia,
Chuín, Casa Grande, Gazñape, Cintuco,
Facalá, Talambo, Mocan…
Sesenta años retemblando la tierra como un trueno;
¿la fortuna que amasaste?
¡¡hijas!..... ¡hijos! Cocineras, lavanderas y peones,
otros tantos labradores incansables de la tierra.
¡Oh dulce abuelo mío!
ya está seco y consumido
tu indómito algarrobo,
tus aspas de molino
están rotas y quietas,
tu caldero se enfría,
tu vela se apaga.
Te vas sin un suspiro ni una queja,
hundido en tu silencio intransigente,
burlándote del cura, de sus óleos y su infierno.
Viejo arador, inmenso árbol de hierro,
allí estás silencioso y pensativo
esperando a la muerte, con fastidio.
Si pudieras hablar, por lo que tarda,
yo sé que la hartarías de blasfemias.
(de Al pie del Yunque, pp. 11-12)
A LA HACIENDA FACALÁ
¡No puedo volver a ti!
Una tarde, desde la alta colina
te vi por última vez,
siempre verde y florida bajo el cielo otoñal.
Vi los álamos de tu río,
oí el canto de tus gallos,
todo a lo lejos se mecía
como un sueño en las nubes.
Era una tarde, tarde en mi vida,
mi corcel apacentaba en los páramos,
la fragancia de tus pastos
hormigueaba en mis sentidos,
sabor de cañas lilas
derretía mis dientes.
¡Oh, las albas armónicas!
la aborigen infancia
como alegre cabrito corría por los cerros.
Si algún día volviera
a saborear guayabas de tus huertos,
¿me sabrían lo mismo?
¡Quien como tú que eres invariable,
que eres profunda, que eres callada!
Quisiera ser como tus montes solitarios
tan serenos, tan rígidos, tan altos.
Me siento fatigado de bregar sin descanso,
me siento como un buey enflaquecido
que nunca prueba el fruto de su arar.
(de Al pie del Yunque, p. 38)
PERÚ ESTA ES TU HORA
Perú, esta es tu hora,
¡que despierten tus cóndores guerreros!
¡que despierten tus bravos labradores!
Los Andes tiemblan, los picachos lloran,
la cordillera brama ardiendo en pumas.
Perú, esta es tu hora.
tus praderas se pueblan de hondas y águilas,
los ríos hierven de pirañas rojas,
¡que despierten tus cóndores guerreros!
¡que despierten los bravos labradores!
Perú, esta es tu hora,
la hora de crear, de forjar en patria viva
tu nueva hoz, la hoz de la victoria.
Esta es la hora del Perú, hermano:
¡fájate firme!
¡que despierten los cóndores guerreros!
¡que despierten los bravos labradores!
Los cascos verdes empapan en sangre
la campiña, la fábrica, la Escuela,
estudiantes imberbes empuñan los fusiles,
poetas, gritan su canto asesinados;
¡que despierten tus cóndores guerreros!
¡que despierten los bravos labradores!
Atrás toda vana ilusión, toda estulta esperanza.
Es la hora del Perú, van a marchar los montes.
¡Silencio!
aquí viene La Palabra en la boca del fusil.
Esta es la hora del Perú, ya suena
el primer estampido en la montaña.
Perú, esta es tu hora.
¡Que despierten tus cóndores guerreros!
¡Que revienten los huaicos temerosos!
¡Que se desplome el cielo y un incendio
total, inexorable
el miedo nos triture hasta la médula
y que la tierra toda se levante
para aplastar el odio dilatado!
Y nazca un nuevo sol, el sol del pueblo
con roscas y manzanas para todos,
con tractores y libros para todos.
(de Al pie del Yunque, pp. 75-76)
PASTOR DE TRUENOS
UN HOMBRE TRISTE
Un hombre triste
tuvo una vez un sueño: Quiso
ser poeta,
pero
siguió siendo en la sombra
un hombre triste.
Una vez más soñó, apasionadamente.
Se enroló en la epopeya luctuosa: Quiso
ser un bravo,
vivir épicamente
su última muerte,
pero en el fondo
siguió siendo sin paz
un hombre triste.
Ya sin remedio,
agotada hasta el fin
la última aventura,
convenciose
que no era mala cosa
ser
hasta la médula
un hombre triste.
(De Pastor de truenos, p. 27)
¡ADIOS PASTOR DE TRUENOS!
¿No sientes cómo balan tus cabras en la inverna?
¿No ves cómo llora tu hacha estremecida?
¡Ya tus manos de yunque
no tocarán su mango!
Allí, en el rincón donde una tarde la pusiste,
allí se cubrirá de polvo y moho.
¡Adiós, pastor de truenos!
Ve, a apacentar sin tregua
tus rebaños de estrellas en el cielo.
Esta noche,
los espinos del monte
arrugarán sus hojas.
Tu sombra melancólica
vagará por los campos.
Uno a uno, tus pasos
recogerás por todos los caminos.
Vendrás en luna nueva
a contemplar tus bestias afligidas,
a tocar tus aperos,
tu hacha, tus espuelas;
y al sentir a lo lejos
los bueyes mugirán desconcertados
y tu espectro se irá siempre más triste.
¡Adiós, pastor de truenos!
Ve, a prender tu fragua entre las nubes,
y a forjar el relámpago hacedor de la lluvia!
(De Pastor de truenos, pp. 51-52)
INVASIÓN PODEROSA
AUTOREPORTAJE
a todo dar hasta amolarme
aquí me arranco,
entre las cejas se me ha puesto apoderarme
de mi propio universo
con un canto,
si no reviento,
aquí lo empuño, aquí lo alcanzo.
Pienso hacerme el mar –el mar entero-
el viento en popa, la vela y el velero,
además, ser
el marinero.
¿qué escribo?
¡lo que me arranco!
escribo lo que me hierve en los porongos,
escribo lo que me grita desde el combo,
escribo mi corazón piafando en una línea,
escribo, escribo como un desconocido;
escribo, escribo mis bramidos!
¿cómo escribo?
rompiéndome el alma
a golpe de hacha
con toda raza
duela a quien duela
donde la agarre,
al pie del tumbo,
moliendo el lomo y la tutuma
escribo a gatas,
pasito a paso
duro
durango,
escribo a pata.
¿desde dónde escribo?
Desde aquí, donde hoy y siempre
me hallarán chancando,
poesías eléctricas, escribo al sol,
desde mis herrerías,
entre alicates, pernos y tornillos,
metido hasta el hueso sacro en ácido sulfúrico,
en un crisol fundiéndome y fundiendo
plomo, coágulos, mandarrias y estronsium 90,
desde mis invasiones,
aquí, bramando
escribo con esta tinta biensudada.
¿por qué escribo?
¡Porque escribo!,
para ponerle cuernos a la muerte,
para tirarme al tiempo
o para que él
no me tire fácilmente.
Escribo porque quiero mi parte de luz
o de catana,
escribo para hacerme un túnel.
Sólo escribiendo puedo
joder, darle de piñas a la moña.
ponerle un cohete al orden mono;
por eso escribo,
escribo para no morir
sin antes
haber puesto mis huesos en el fuego.
(De Invasión Poderosa, pp. 17-18)
TECHO PROPIO
Mi techo es pequeño hecho de esteras y otros
deshechos inflamables,
puede caerme encima
sin hacerme daño,
dejar pasar bichos y la lluvia;
pero estos sucesos no ocurren diariamente,
es más probable que vea pasar la luz
y los colores del Centauro;
no me importan las chirimachas
ni los orines de los gatos,
al contrario,
me hacen pensar que soy dueño
de un techo endiabladamente importante.
(De Invasión Poderosa, p. 57)
REBUZNO PROPIO
ASNOGRAFÍA
Cojo la pluma y nada
cada vez soy más zopenco
Quevedo
Tumbo y retumba pero aun no suena,
ni truena
mi escuálido quirquincho.
Siembro, podo, barbecho. Siembro,
vuelvo a podar, aparejo
sin descanso, mas no veo
crecer mi verdolaga.
Ando, trajino, sudo
la gota gorda hollando
estrambóticos senderos,
y siempre estoy reptando a tientas
lejos de mi propio recoveco.
¿Hasta cuándo no voy a articular mi rebuzno propio?
Hiervo, cocino, aderezo, sirvo
y a la postre cuaja, pero no cuaja
mi propia salsa.
Tiempo ha que machaco y le doy de alma
a esta mollera chúcara
por saborear deveras mi sandía.
(de Rebuzno Propio, p. 13)
LA MARRAQUETA DE ACERO
Eran tres trapiches: el A, el B y el C
devoradores de caña
o carne humana,
a media noche chirriaban sus molinos como
alaridos de perros,
destemplaba los dientes ponía a la población carne
de gallina.
El trapiche tiene hambre
a quien se irá a comer el trapiche?
Un cholo va a caer en una de estas noches.
Era la única forma de calmar los alaridos del A.
Mi furor afloró demencialmente
cuando una noche el A
se engulló el brazo derecho de mi cumpita Colbert.
Colbert era un muchacho fuerte y bonachón
que me enseñaba el boxeo.
Entonces le dije al A:
Maldito viejo, montón de fierros, me las vas a pagar.
Yo sé en que muelas ponerte una noche de estas,
no un cráneo, ni un brazo
una marraqueta de hierro te voy a dar a tragar
Justo a la hora del cambio de guardia,
diez kilos de pitanza del más templado acero
entre las muelas de la polea madre
y el terremoto se produjo;
las chumaceras volaron, los ejes se salieron
de su centro,
los molinos se encabritaron como machos trotones
y el motor paró en seco, saliéndose de sus cimientos.
A la mañana siguiente vinieron las investigaciones.
Esta es la obra de un loco. Sabotaje anarquista.
Expertos Sherlock Colmes de ofídica mirada
interrogaron día y noche: “Tú, qué haces después
de trabajar;
y tú y tú…?
-“Yo, voy a cuidar a mis chanchitos”
-“Yo, me entretengo en mi huertita”
-“Yo, corto la leña para negociar”…
“Y, tú zambito?”
-Yo? Nada, a veces leo un poco”.
INVESTIGACIÓN CONCLUIDA. HEMOS DADO CON
EL MALHECHOR.
(de Rebuzno Propio, pp. 26-27)
AL CUERNO, EL PODEROSO
Yo no tengo entusiasmo
para llevar mi flauta a los bulines,
para besarle el orto a los burócratas,
ni amputarle a ninguno su pitanza;
no espero que mi perno se lubrique
con la loca pomada que algún otro reclame.
Tenga yo como ahora
mi martillo a la mano y diré siempre:
¡al cuerno, el poderoso!
(de Rebuzno Propio, p. 51)
AVISO
“Hombre cincuentón de aire azambado curtido en
actividades subversivas condenado a largos años de
presidio sabedor de las mañas del hampa y de
la poli ex-soldado de caballería diestro en el manejo
del canuto la chaira y toda clase de armas de fuego
sabe preparar bombas caseras de gran poder beber
sin emborracharse amanecerse de claro en claro
cumpliendo una consigna poeta brevetado con libros
publicados, etc., etc.: ofrece sus servicios sin pre-
tenciones a burdel o casa de citas de Lima o del
extranjero.
Dirigirse a: Restauración, 160
Lima. 5. PERÚ.-
(de Rebuzno Propio, p. 62)
WAYNO DE COMAS
Hablo aquí, en este lugar, atrapado
al alambre de púas del combate social.
Hablo aquí, donde antes no había nada,
siento cada día aumentar mi jaleo.
mi voz, bien subversiva en esta tierra tomada
al impulso de tantos.
Somos 700 mil artistas preñados de violencia modena,
entre ellos, muchos mejores que yo
hablan y escriben vaticinios.
Soy uno de tantos arrimados parábolas en un papel rayado.
Confieso: estoy experto en tomarles la palabra a
quienes me rodean,
las tomo, les doy vueltas las meneo,
devuelvo de tal forma que ni los mismos padres re-
conocen a sus hijas.
Un día la masa dijo ¿somos o no somos?
Tomamos estos cerros, he aquí, se alza una obra
grande
enganchada al remolino de la era espacial.
Mañana vendrán historiadores gringos: sociólogos,
psicólogos, antropólogos.
dirán: “Que interesante…¿Koumas ega un paisaje
lunag?”
Exacto. Vinieron los hombres de la masa,
no tenían agua para beber
pero sembraron árboles.
(de Rebuzno Propio, pp. 75-76)
PERIODISMO CULTURAL (Dos artículos)
Por Leoncio Bueno
Muchos escritores mutilan su ciencia crítica y su derecho de discrepar en voz alta porque creen que han abrazado el partido de la revolución y toda disidencia o denuncia pública se podría tomar como un ataque a ella o una concesión al enemigo.
También es muy frecuente el criterio de muchos escritores que se sienten verdaderos innovadores literarios por el solo hecho de haber ingresado a las filas de algún partido que se declare revolucionario. Un examen detenido de los dos términos –innovación literaria y opción revolucionaria- nos hace ver que se trata de actividades autómatas. La innovación literaria puede dares sin que participe de supuestos revolucionarios. Balzac fue innovador literario de ideas políticas conservadoras; Rimbaud un individualista desarraigado, Kafka un místico; Proust Ganado por el decadentismo, Joyce un escéptico; y el gales Dylan Thomas, que sorprendió a muchos poetas de los países socialistas por su estilo revolucionario, un bohemia completo.
¿Como explicar el pesado conformismo en arte, literatura y filosofía que se observa en los países de la revolución triunfante?
Ases el conformismo pueda explicase por el hecho de que las tareas creadoras de la inteligencia se subordinan a las directivas del partido. Lo lamentable es que tal finalidad no es elegida de modo autónomo por el creador. En virtud de esta determinación impuesta desde fuera, por más generosa que pueda resultar su motivación, el creador no puede expresarse con espontaneidad; su conciencia crítica, su mismo derecho a innovar literariamente se sienten cohibidos.
Disentir en libertad
Como decíamos en un manifiesto que firmamos en el Cuzco Cesar Calvo, Ángel Avendaño y otros, “tan importante como la calidad estética de la obra de un artista, debe ser la conducta que este asuma día a día, no solo para hacerse digno del derecho a disentir, a destruir y construir en libertad, sino para que –con el- la libertad de las masas sea creciente y efectiva, así como su capacidad de discernir y dirigir su destino”.
El derecho de disentir en ese mismo derecho, o tal vez, diríamos mejor: la obligación que todo hombre tiene de discernir, de comparar y sacar por sí mismo, sin ayuda de dogmas, las conclusiones apropiadas para ponerse en guardia ante los múltiples atentados contra su conciencia.
Las palabras vuelan, el libro queda; razón por la cual del escritor y del artista se espera el testimonio capaz de resistir el juicio del tiempo. A la vez se espera de ellos no solo la palabra inspirada, sino también la actitud generosa. Y, ninguna actitud puede ser generosa ni inspirada si es de sometimiento. Solo una conducta estoica de decidida y lucida intransigencia revolucionaria contra la intolerancia puede convencer con el tiempo a la conciencia popular y no el incienso de las sacristías.
Preservar la independencia es preservar la conciencia
En todos los periodos de la historia han sido los impostores los enemigos mortales de toda discrepancia. Cuando llegan a erigirse en poder omnímodo, luego de haber azotado, hecho escarnio público y finalmente crucificado entre ladrones a los auténticos, entonces ellos y nadie más son los dueños indiscutibles del evangelio. Levantan templos y enjoyan altares, destacamentos de espías y órdenes religiosas para, so pena de incinerar en la hoguera al disidente, propagar la nueva doctrina, debidamente aderezada como para permitirse bendecir la esclavitud del negro, santificar la propiedad privada, absolver a Pizarro y sus compinches, justificar las masacres y los atropellos en ambos hemisferios del globo.
Gabriel García Márquez que se caracteriza por ser un escritor independiente y listo para disentir cuando le parece, sobre el particular ha escrito una frase digna de recordar: “Creo que el escritor es un conspirador solitario, una amenaza oculta y debe ser lo bastante desagradecido para escupir la mano que le da de comer. Solo así puede preservar la independencia absoluta que es imprescindible para escribir. Nunca he aceptado una beca, ni un empleo público, y mientras no pude vivir de mis libros, trabaje en el cine, en televisión, en publicidad; el único dinero limpio que recibe un escritor es el que proviene de la venta de sus libros”.
En efecto, es el único recurso para preservar la independencia indispensable para escribir con libertad, vale decir, para discrepar y ponerse en condiciones de decir NO al impostor, aunque este vestido con la túnica de César.
Los pesebres de Weimar
En el subconsciente del pueblo bulle el huracán de las insurrecciones. Por eso, el pueblo jamás recuerda con cariño a los palaciegos, a los ahítos del evangelio adulterado. Hasta el genial Goethe que decía, “prefiero la tiranía al desorden” fue calificado de genio boyante engordado en las caballerizas de Weimar.
Entre nuestros poetas que el pueblo admira tanto por sus obras como por sus gestos esta Mariano Melgar. Melgar empuño la bandera de la patria, pese a las insinuaciones de los tonsurados de turno que decían que hacer eso era un acto de deslealtad a Dios, a la Iglesia y a la madre España que solo serviría para colmar las fauces del colonialismo ingles.
El gesto discrepante es una conciencia ardiente enfrentando el statu quo, es una subjetividad desafiante vuelta contra el mundo. Piénsese si no en Buda rompiendo con el hinduismo de su tiempo; en los profetas enfrentando con ardor a la casta de los sacerdotes; en Jesús levantado contra la religión de la ley, en Kierkegaard alzado contra el protestantismo official, Leon Trotsky desafiando con su pluma a toda la monstruosa maquinaria internacional del stalinismo; ¡al Che Guevara cayendo en la trampa preparada por Monje! Nunca la potencia del espíritu campeo más límpidamente creativa que en torno a estas altas cimas.
Agente de los alemanes
Algunas veces los políticos y los héroes ponen en práctica el ejemplo que tradicionalmente es el artista el primero en dar. Conocidas figures de la historia que para ponerse a tono con su misión se redondearon de los mejores artistas de su tiempo o asimilaron toda la cultura de su época. Asumieron una actitud de abierta discrepancia con sus propios correligionarios impusieron sus actos y su manera de pensar luchando mortalmente en medio de verdaderas tempestades de calumnias e infiernos de dogmatismo.
Carlos Marx consume la vivisección del capitalismo y de la burguesía naciente en el siglo XIX sin importarle el coro ensordecedor que estos y sus plumarios desataron acusándolo de estar vendido a la aristocracia y a la nobleza terrateniente. (La esposa de Marx era una conocida aristócrata). Lenin tomo el vagón precintado para hacer la revolución de octubre (pese a las vacilaciones del “Comité Central”) sin considerar para nada la grita del chauvinismo ruso que durante muchos años lo acuso de agente de los alemanes. Bolívar y San Martin consumaron la independencia Americana hacienda oídos sordos a la maledicencia y a los atentados de innumerable “patriotas” que lo acusaron de ser agentes de Inglaterra. Aquí mismo, en el Perú, en 1968, las FF. AA. Llevaron adelante su experimento revolucionario sin escuchar el infundio de ciertos corifeos que acusaron al movimiento de “maniobra urdida en el Pentágono”.
Dar un paso adelante, en cualquier menester humano, siempre conlleva disentir, chocar con los intereses creados, poner en tela de juicio los dogmas y la verdad revelada. Es esto lo que diferencia a los hombres de los carneros y a los revolucionarios de los ganapanes.
Intransigencia no es tolerancia
Los revolucionarios y los intelectuales de verdad son intransigentes en lo que se refiere a los principios. Intransigencia principista no es intolerancia. La intransigencia es una actitud del espíritu y de la inteligencia, cara a los hombres de bien y a los revolucionarios. La intolerancia es una metodología aberrante, una reacción brutal de los instintos sicarios, cara a los déspotas y a sus esbirros.
De la discusión nace la luz, nada es absoluto, todo es relativo y está en perpetuo cambio dialectico. Esto último es uno de los postulados del marxismo. La discusión es el arma apropiada para encontrar la verdad. Los déspotas no tienen necesidad de buscarla: la imponen por intermedio de su arma favorita que no es la discusión sino el garrote. Cuando se quiere intimidar o hacer escarmiento publico porque el poder tambalea, se levantan los tribunales de la Santa Inquisición, se organizan razzias, progroms, noches de San Bartolomé, toques de queda, o “Procesos”; aunque ninguno de estos métodos de avasallamiento masivo estén indicados en los evangelios en nombre de los cuales afirman proceder.
Ejercer la actitud intolerante que pusieron en práctica los frailes y los españoles que vinieron a América portando en una mano la Biblia y en a otra la espada, no es por cierto nada cristiano. Es de sobra conocido por el mundo entero que mas usaron la espada que la Biblia. Aunque ellos en ningún momento dejaron de decir que realizaban el genocidio para asegurar el reino de Dios sobre la tierra, librándola previamente de herejes, condenados e infelices.
Parecida conducta observan muchos políticos de hoy, salvadores de los pueblos. Justifican sus crímenes, sus guerras, sus conquistas, sus masacres, su intolerancias y sus genocidios en nombre de la liquidación del enemigo para la consumación del reino de la justicia y de la democracia sobre la tierra: Los derechos humanos, la destrucción del fascismo, la paz, la democracia, la libertad, la dignidad de la persona humana, el proletariado y hasta el socialismo: He aquí el estandarte que afirman levantar nuestros redentores!
No aceptan, por tanto, ninguna discrepancia con los principios que simulan enunciar. La única discrepancia que ellos aceptan es la que ponen diariamente en práctica entre lo que proclaman defender y lo que ciertamente hacen con escalofriante cinismo.
Revolución con poesía
Está de más recordar que las ideas y las tendencias políticas especialmente en América Latina tienen su lugar de origen en los cenáculos literarios. Mientras los artistas que después devendrán en jefes políticos, mantienen una intensa actividad creadora junto a una preocupación de las masas, adoptan una amplia actitud de fraternidad y apertura con todas las corrientes revolucionarias y estéticas del movimiento popular. Cuando el artista empieza a hacer tabla rasa de los principios divorciándose de su pueblo: resbala por la pendiente del oportunismo; deja de ser conciencia alerta para convertirse en instrumento ciego; cambia su actitud viril de crítica activa por la de pasivo trasmisor-hembra de algún poder organizado, y no precisamente de las masas populares. El intelectual, el artista, se ha hecho caso sin notario cómplice o vocero de una metodología aberrante que nada tiene que ver con la poesía y sí, mucho con oligarquías dominantes o sus equivalentes burocráticos.
José Carlos Mariátegui recordando palabras de León Trotsky escribió: “La política se ennoblece sólo cuando es revolucionaria; porque la revolución no sólo significa la conquista del pan y de las libertades democráticas, sino también la conquista de la belleza y de todas las complacencias del espíritu” (El derecho que todos los hombres y mujeres de la Tierra tienen a disfrutar del canto dijo L.T.).
Es esa la dimensión que todos los creadores revolucionarios debemos dar a la política y fundamentalmente a la revolución signada por la actitud poética de sus militantes, por una alta calidad humana y una consecuencia inalterable con los principios en la doctrina y en el comportamiento merecerá el respeto de las grandes mayorías y resistirá el juicio de los tiempos venideros.
Teoría y práctica son dos cosas que se deben dar simultáneamente. No es primero una cosa que la otra. No se puede aplicar el criterio de los imperialistas que decían: “es la guerra para acabar con las guerras”; ni el criterio stalinista de “dictadura para acabar con las dictaduras”, “represión para acabar con las represiones”.
Un revolucionario
Un revolucionario tiene que ser el fiel reflejo de sus ideas. Una revolución que postula defender. Carlos Marx dijo que el proletariado al salvarse él, mediante la revolución, salvaba también la humanidad, es decir salvaba también a su propio enemigo. Los que estén decididos de verdad a que esta misión del proletariado se cumpla tal como la previó Marx tendrán que ser antes que nada hombres lúcidos y coherentes, hombres con una conciencia crítica vigilante; vigilante no para ejercer el oficio de inquisidores sino todo lo contrario.
Esta es una manera de pensar, si se quiere, de disentir con la metodología representar al socialismo ha impuesto en forma oficial. Un escritor que se precie de cumplir elementalmente su deber –esté en el bando que estuviere- no tiene por qué creer que es dueño de la verdad y que, por tanto, está en condiciones de ser árbitro indiscutible y señalar inapelablemente quiénes son quiénes no son los amigos de las masas. Parte de lo que en este artículo diga el autor pueda estar equivocado. Así mismo no todo lo que sostenga quien discrepe va a considerarse falso. Es el tiempo quien juzga mejor y puede decir la última palabra.
Lo importante es que el escritor jamás asuma aires de perdonavidas aunque camine con el manual en la mano. Es además, ampliamente conocida tendencia que tenemos todos los seres humanos no sólo a equivocarnos motivados por la pasión o el orgullo, sino a sacralizar dogmas y fetiches que las autoridades de turno oficialicen.
Muchos escritores han callado y puesto grilletes a la palabra durante más de cuarenta años, porque se trataba de defender al primer Estado socialista de la tierra. Esa actitud ha contribuido a hacer más vulnerable el objeto de la defensa y a dar mayores argumentos al enemigo para adquirir nueva virginidad y nuevo atractivo para las masas por el supuesto papel de defensor de “la libertad” y de la “dignidad de la persona humana”; banderas que jamás debieron pasar a sus manos.
¿Es servir al fascismo poner en tela de juicio pactos como el Hitler-Stalin? ¿Es servir al fascismo denunciar el sospechoso silencio de la prensa moscovita ante la masacre en Indonesia de más de un millón de comunistas pro chino? ¿Es servir al fascismo poner en tela de juicio el silencio chino y su permanencia de relaciones diplomáticas con el régimen chileno?...¿No se le sirve de mucho mejor callando? ¿Qué clase de hombre nuevo podría advenir bajo un régimen socialista de incondicionalidad y mutismo?
Vivir es disentir. Los hombres como los pueblos no nacen sino para luchar y no viven sino para reincidir. En consecuencia, no queda sino mantener una línea de principios coherente a través de toda una vida poniendo en práctica lo que dijo Voltaire: “No estoy de acuerdo contigo, pero daría mi vida porque siempre tengas la libertad de expresarlo”.
¿Existe poesía proletaria?
Un aporte a una larga polémica hasta hoy inconclusa
Por Leoncio Bueno
“La revolución burguesa tenía como objetivo perpetuar el dominio de la burguesía, y ha tenido éxito, mientras que la revolución proletaria pretende acabar con la existencia del proletariado como clase en plazo más breve posible”
León Trotsky
El año 1956 la no muy numerosa izquierda de entonces –PCP, Partido Progresista y lo que quedaba del POR (Partido Obrero Revolucionario)- apoyo la primera candidatura de Fernando Belaúnde. Durante un mitin realizado al costado de lo que ahora es la Universidad Federico Villarreal, Francisco Moncloa pronuncio un brillante y fogoso discurso que me emociono mucho. Al día siguiente, por la mañana acudí al local del Partido Social Progresista para felicitarlo y conversar con él. Apenas me vio, Moncloa me manifestó efusivamente que el conserje del local era un “poeta obrero” a quien debía conocer sin pérdida de tiempo. “Yo mismo te lo voy a presentar”, dijo. El poeta en mención, a quien Alejandro Romualdo había recomendado para ese empleo, era Víctor Mazzi.
Ese mismo día conversamos animadamente. Pese a su condición de autodidacta, Mazzi era ya un hombre a quien no se le escapaba nada referido al quehacer cultural. Estaba enterado de las cosas que yo había publicado y también de mis afanes políticos. Ello hizo que nuestra amistad se estrechará con mayor confianza.
Yo había salido de El Frontón después de una estadía de casi cuatro años, durante los cuales se produjo mi reencuentro con una antigua vocación poética, y tenía muchas intenciones de continuar, esta vez de firme, con las letras y dejar un poco el activismo partidario. Le propuse a Mazzi mi idea de formar un grupo cultural, ya que, así como nosotros, podían existir colegas de la clase obrera dispersos y deseosos de elevar su nivel cultural y ejercitarse en las letras, pero que aislados nada importante podrían hacer; en cambio, unidos y organizados se podía conseguir mucho. Mazzi se entusiasmo rápidamente con el proyecto, pues él también había pensado algo parecido, y decidimos “pasar la voz” a los conocidos convocándolos para una reunión.
A los pocos días, Mazzi se presento en mi taller ubicado en Restauración 160 acompañado de Carlos Loayza, albañil independiente de Chosica, y de José Guerra Peñaloza, estudiante del último año de derecho en San Marcos y que trabajaba como propagandista médico. Yo había convocado a Eliseo García Lazo, antiguo militante Universal Textil), periodista político sindical y escritor de cuentos. Así nació el grupo al cual, por un prurito intelectualoide, explicable por nuestra inmadurez ideológica, convenimos en bautizar Grupo Intelectual Primero de Mayo (GIPM). Más tarde, Julián Huanay, destacado escritor de extracción obrera me haría bromas punzantes diciéndome jocosamente: “Yo no puedo ser miembro de tu GIPM porque no soy –ni mucho menos quiero ser- un intelectual”.
¿LITERATURA DE CLASE EN LA SOCIEDAD SIN CLASES?
En aquellos años, por lo menos en lo que a mí respecta, el propósito no era crear una literatura proletaria. El proyecto inicial de los fundadores de GIPM era mucho más modesto, aunque bastante concreto: reunir a los elementos de la clase que tuvieran vocación por las letras para ayudarnos entre sí y realizar juntos actividades de difusión cultural en los sindicatos.
Sobre el particular, existe una especie de declaración de principios suscrita por los primeros directivos y fundadores del GIPM: Eliseo García, secretario del interior; Víctor Mazzi, secretario de economía, y el que esto escribe, secretario general. Por unanimidad se convino en dar al Grupo estructura sindical, y podrían participar en él todos los obreros amantes de la cultura, con la única excepción de quienes hubieran observado una conducta probadamente oportunista. El Grupo, además, abría sus puertas a los compañeros de extracción obrera, aunque sólo fueran tales por sus convicciones clasistas. Pero fue un verdadero error no poner en esa oportunidad una cláusula que permitiera mantener estrictamente una mayoría obrera dentro de él, pues pronto sucedió que la fisonomía obrera del Grupo se diluyó debido al ingreso de una aplastante mayoría de elementos provenientes de la pequeña burguesía, terminando por ausentarse el único obrero sindicalizado que existía en el GIPM, Eliseo García.
En el acta de fundación, que yo recuerde, no se habla de la creación de una cultura o literatura proletaria, pues no nos sentíamos literatos –oficio bastante burgués- sino militantes clasistas- aunque desvinculados de las masas- deseosos de usar el arte para elevar el nivel de los obreros y ahondar su conciencia de clases, seguros de que como legítimos constructores de la sociedad del futuro –la sociedad sin clases, es decir, sin proletariado ni burguesía- algo muy trascendental tenía que aportar la clase revolucionaria por excelencia en la conquista de una cultura verdaderamente universal.
Fue después que surgieron en el interior del Grupo –tal vez por el año 1957-, de manera muy esporádica, algunos comentarios, sin mayores debates, sobre la “cultura proletaria”. En una de esas oportunidades, en casa de Pedro Durán Quevedo que actuaba como nuevo secretario general del GIPM, el poeta Bacacorzo –que era “Miembro honorario del GIPM”, al igual que Alejandro Romualdo, Manuel Scorza, Sebastián Salazar Bondy y otros- deslizó un comentario citando a León Trotsky: “El proletariado es una clase transitoria; como tal, una vez realizada la revolución y establecida la sociedad socialista, desaparecerá. No puede el proletariado enfrascarse en la creación de una cultura proletaria, es decir, clasista, puesto que su objetivo histórico es crear la sociedad sin clases”.
LOS 25 AÑOS DEL GIPM
En 1968 me alejé del GIPM debido a que la polémica ideológica introducida por algunos compañeros definitivamente alineados con la tendencia pro-china hacía conflictiva mi presencia en su seno. Una animadversión –largo tiempo reprimida- hacia mi persona les hizo de súbito recordar mi origen trotskista. Con la Revolución Cultural China no proclamaba entonces haber llegado al socialismo- recrudeció nuevamente la discusión sobre la “cultura proletaria”. No se habló más de “social realismo”. Como los objetivos habían sido mantener al Grupo siempre como un organismo de frente, “en el que estuvieran representadas todas la tendencias ideológicas de la clase obrera”, sin sectarismos ni exclusivismos irritantes, ni menos hegemonismos liquidadores, llegué a la conclusión de que la organización no estaba en condiciones de cumplir los fines para los que había sido creada. Me retiré a pernoctar en Comas donde pude leer un poco y escribir Invasión poderosa, Rebuzno propio, La guerra de los runas y El wayno de Comas.
El hecho de que una agrupación artística lleve una existencia real o declarativa una, dos o tres décadas, no significa que ello también vaya acorde con su vigencia o fecundidad creadoras. Personalmente dudo de la fertilidad del GIPM, lo cual, precisamente, no me satisface. El hecho de que actualmente siga manteniéndose el membrete no es seguro testimonio de desarrollo, crecimiento y fertilidad. ¿Cuántos nuevos poetas, escritores o artistas obreros –verdaderamente obreros y no profesores, abogados, comerciantes, es decir, pequeños burgueses- han engrosado las filas del Grupo?
Todos sabemos que en la producción artística lo que realmente vale y perdura son los aportes y los hallazgos realizados. La obra es la que respalda y no las buenas intenciones, aunque a estas últimas se las pretenda barnizar con el fementido rótulo de “proletarias”. En lo que al GIPM se refiere, en sus “24 años” no ha aportado una sola voz singular, una voz poética de obrero auténtico, de comprobada situación laboral, que se pueda comparar, no con algunas de las singularísimas voces de escritores y poetas revolucionarios comunistas –no digo proletarios-, como Oquendo de Amat, por ejemplo, sino ni siquiera a las voces jóvenes rebeldes e insurgentes como las de Sánchez León y Verástegui, para no hablar de un Cisneros o de un Martos.
En casi dos décadas y media el GIPM sólo ha tenido habilidad para engrosar nominalmente sus filas con figuras de segunda y tercera clase surgidas de la pequeña burguesía, las que sin la socorrida cobertura de lo “proletario” difícilmente llamarían la atención entre los de su propio medio. En ese lapso, el GIPM en su conjunto tampoco ha logrado fijar una tendencia, un estilo inconfundible de creación proletaria –el estilo del proletariado sigue siendo lo político- pese a sus declaraciones en ese sentido. Para confirmar esto bastaría hojear la Antología de la poesía proletaria de Víctor Mazzi, en la que la mayoría aplastante de los autores seleccionados sólo resultan “proletarios” (es decir, obreros asalariados) en la ilusa visión demasiado entusiasta y generosa de su autor.
(Durante la época en que Pedro Durán Quevedo ejercía el cargo de secretario general del GIPM, uno de los directivos, furioso con los exabruptos de Pedro, con quien siempre sostenía acres disputas, presentó hasta en dos ocasiones su “renuncia irrevocable” al GIPM. Pasados unos días y hasta algunas semanas se disgusto, ese compañero optaba por retornar pues sabía que sin el rótulo de “poeta obrero” y la cobertura del Grupo –que hoy más que nunca pretende arrogarse indebidamente representación proletaria-, muy difícil la habría sido llamar la atención en los medios literarios, especialmente universitarios, ¿Recordará ese compañero que entonces hacía al Grupo la broma picante de sus siglas –GIPM- no significaban Grupo Intelectual Primero de Mayo sino Gran Industria de Poetas Malos?)
BIBLIOGRAFIÍA
BIBLIOGRAFÍA DE LEONCIO BUENO
I. LIBROS (POEMARIOS)
1966 Al pie del yunque. Lima: Grupo Intelectual Primero de Mayo.
1968 Pastor de truenos. Lima: Ediciones Túngar.
1970 Invasión poderosa. Lima: Ediciones Túngar.
1976 Rebuzno propio. La dicha de los dinamiteros. Lima: Editorial Santa Isabel.
1980 La guerra de los runas. Lima: Ediciones Túngar.
1990 Los últimos días de la ira. Lima: Edición del autor.
2014 Memoria de mi desnudez. Lima: Editorial Nido de Cuervos.
II. POEMAS PUBLICADOS EN REVISTAS Y DIARIOS
1961 “Reflexiones ante la cuna”, “Canto del poblador de la barriada” y “La muerte de Juan Crisóstomo”. En: Esta voz. Nº 4, GIPM, pp. 16-19.
1964 “Perú, esta es tu hora”. En: Perú, esta es tu hora. Nº 5, GIPM, p. 14.
1965 “Oda”. En: Las montañas de marzo. Nº 6, GIPM, pp. 12-13.
1969 “¿Cuál es tu fuerte?”, “¿Con qué te lanzas?”, “¿Qué es escribir?”, “La inmensa mayoría”, “Síguela, hermano”, “Balada del guerrillero que partía”. En: Haraui. Año VII, Nº 19, octubre.
1972 “Libertad”, “Cuestiones de estilo” y “Se necesitan pantalones”. En: Tebada. [Santiago de Chile], Nº 7, enero-abril, p. 22.
1973 “Madrigal del cazador sin presa” y “El wayno en Comas”. En: Hipócrita lector. Nº 3, pp. 12-13.
1975 “Asnografía [Arte poética]”, “Magisterio natural”, “Sociedad de consumo” y “I/Rafael Hernández”. En Casa de las Américas. Año 16, Nº 93, setiembre-octubre, pp. 85-86.
1980 “La guerra de los runas (fragmento)”. En: El Caballo rojo. Suplemento del Dominical El diario de Marka. Año 1, Nº 33, 28 de diciembre, p. 10.
1981 “Poema. Himno y canción de los trabajadores de “El Diario””. En: El Diario Marka. Año I, Nº 363, sábado 9 de mayo, p. 10.
1982 “Ñoqanchis 1”, “Ñoqanchis 2” y “Sermón de la montaña”. En: El Diario Marka. Año II, Nº 615, sábado 16 de enero, p. 10.
1983 “Wayno de los dinamiteros”. En: El Diario Marka. Año III, Nº 975, jueves 13 de enero, p. 24.
1983 “Rebuzno propio”. En: Tarea. Nº 7, pp. 43.
2003 “Asno rayado”. En: Umbral. Nº 15, mayo, p. 45.
2005 “Curriculum mitimae”. En: Revista Peruana de Literatura. Nº 4, p. 23.
III. ARTÍCULOS
1974 “Los que descubren el Perú en París”. En: Oiga. Año XIII, Nº 559, 25 de enero, pp. 32-35.
1974 “El escritor y la libertad de expresión”. En: En: Oiga. Año XIII, Nº 560, 1 de febrero, pp. 28-32.
1974 “La solidaridad y los otros artistas”. Oiga. Año XIII, Nº 561, 8 de febrero, pp. 29-30.
1974 “El deber de disentir”. En: Oiga. Año XIII, Nº 562, 15 de febrero, pp. 16-18.
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1974 “¿Sánchez, Martín Adán, Ribeyro? Encuesta sobre el Primer Premio Nacional de Literatura”. En: Oiga. Año XIII, Nº 570, 11 de abril, pp. 26-29.
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